No busques tu media naranja, eres una naranja entera.
18 febrero, 2021
Con la llegada de Febrero nos dispusimos a celebrar el día de los enamorados. En Residencia siempre intentamos aprovechar este día para reflexionar sobre las relaciones personales. Potenciar la independencia emocional, las relaciones basadas en el respeto, y en definitiva tener una visión del amor más positiva. Lanzamos al alumnado a escribir, pintar, cantar… sobre el amor en todas sus versiones. Y como no a que se dijeran cosas bonitas en los buzones de las tutorías.
Aquí dejamos una muestra de lo que nos queremos.
Dentro de las actividades hacemos mención especial a la alumna que ganó el concursillo literario de San Valentín. Por su decisión la mantenemos en el anonimato. Su premio y su relato.
Amor de redes sociales
El amor. Por definición es el sentimiento de afecto e inclinación hacia una persona o cosa a
la que deseamos todo lo bueno, pero esa definición es la que podríamos encontrar sólo en
un diccionario.
Enfocamos nuestra vida hacia un sentimiento idealizado socialmente que se ha visto
atenuado por la aparición de las redes sociales: un amor en pareja. De dos en dos. Pares,
dos medias naranjas, una media naranja y una media pera… Todo consiste en que alguien
te complemente. Todo se destina a dos personas que se necesitan de forma irremediable.
¿Por qué Walt Disney no me enseñó de pequeña que un adolescente no tiene por qué
amar? Un adolescente, un adulto, un anciano, no tenemos por qué buscar constantemente
una pareja. Estar solo está completamente bien, buscar en ti mismo las respuestas que
nadie más puede darte. Porque se puede crecer solo, porque no necesitamos a nadie que
complemente nada. No soy una media naranja, estoy completa.
Tal y como lo hacen las plantas, nosotros extendemos nuestras propias raíces y labramos
nuestro futuro. Sí, no voy a negar que necesitaremos personas a nuestro alrededor que nos
aporten cosas y nos ayuden a crecer, pero a pesar de todo, el proceso se puede llevar a
cabo sin necesidad de compartir nuestra vida. Eso es una elección personal, no social.
Nadie tiene por qué ser juzgado por decidir coger otro camino, por no querer tener hijos, por
no querer casarse, por querer pasar el resto de su vida viajando y conociendo diferentes
culturas o, simplemente, en el sofá de su casa.
Tampoco tenemos que romantizar al extremo la idea de tener una pareja, pues es una
experiencia que puede (o no) marchitarse con el tiempo. También nos ayudará, por
supuesto, a aprender y a crecer. Porque no, las relaciones tampoco tienen que acabar
como un cuento de hadas, no tienen que terminar con un “y fueron felices, y comieron
perdices”. Una relación puede herirte, puede darte una lección horrenda y tendrás que
sanar por tu cuenta. Vamos a ser conscientes de que no podemos prometer un “para
siempre” a nadie, porque no somos eternos.
Así que, en pleno siglo XXI, me encantaría dejar de ver mensajes sensacionalistas, quiero
que la gente deje de intentar llenar vacíos con otras “medias naranjas” y empiece a llenarlos
de sí mismo. Vamos a escoger nosotros solitos con quién queremos pasar San Valentín sin
sentirnos influenciados por una foto de Instagram de un amigo. Y si no quieres pasarlo con
nadie, está bien, eso significa que te escogiste a ti para pasar un día de 10.